Mi carrera se inicia como joven revelación infantil, allá por el año 1984, interpretando el papel de Hada campanita en una obra cuyo nombre ya nadie recuerda. Básicamente consistía en aparecer ataviada con ropajes de creppe, sacudiendo vivamente una campana al grito de "Soy el hada campanita" mientras atravesaba un muro . Si bien se trató de un papel de reparto, fue bien recibida por la crítica
La gran oportunidad de demostrar mis dotes actorales llegó, como normalmente sucede, por casualidad en una Fiesta de fin de año. Las maestras corren desesperadas porque la protagonista del cuadro pastoral final enferma súbitamente y alguna recuerda a la niña hiperkinética de segundo grado. Quizás pudiera quedarse quieta unos minutos mientras sostiene al niño Jesus y mira a José dulcemente. Asi consigo mi primer papel protagónico como María de Nazareth y me lanzo a la fama. Comienzas los años dorados...
El personaje que me caracterizó en aquellos años y representó el culmen de mi carrera actoral fue la esclava negra "Carmencita", en una obra conmemorativa de la revolucion de mayo, en el año 1990. Por primera vez un personaje que además tenía letra. La frase: "Me llamo Carmencita por pequeña y reluciente, mis ojitos brillan mucho y tambien brillan mis dientes" quedará grabada para siempre en los corazones del público. Un papel dificil: el drama de una esclava negra liberada en 1810. Para esto, además de prepararme psicologicamente durante meses, me someto a una fuerte transformación fisica a base de betun y maquillaje extremo. Desgarradora interpretacion actoral, aplausos rabiosos.
En 1991 decido darle un giro a mi carrera y tomar nuevos desafíos actorales, incursionando en el género musical. El tema de la obra:: el devenir del ser, el paso del tiempo, encarnando los hitos más importantes de la ontología humana. Me preparo durante meses tomando clases de entramiento actoral en la Escuelita de Juan Carlos Thorry, Danza Clásica con la Señorita Lola y de Canto con la Señorita Stella.... y hasta produzco mi primer Hit, titulado: "Brotecitos, Brotecitos". La temporada es un éxito total, pero comienzo a hacerme conciente de que ya tengo 11 años y el mercado infantil es cruel.
1992, año difícil para mi carrera. Las inseguridades comienzan a aflorar. No se cómo manejar mi fama. Luego de cuatro obras todos comienzan a sospechar que me gano los papeles por mi buena relación con la maestra y directora de la obra. Se hace insoportable la presión de tener que demostrar que existe un verdadero talento. Enfrentamientos con los pares... Intento retirarme poco a poco de la carrera ahora que he alcanzado por fin la fama. Nuevos talentos comienzan a aparecer en primer grado y mi final se anuncia. Acepto un papel subsidiario como "La madre rica" en la obra que clausura el año lectivo. Juro que será mi última aparición.
1993, el año aciago. No se que fuerza extrana me obligo a aceptar aquel papel. Quizás el destino quiso que definitivamente me alejara de las tablas para siempre. Era un papel muy arriesgado... un poema patrio declamado en público el dia de la bandera. La memoria no podría traicionarme, porque si algo fallaba no habría posibilidad de improvisación frente al publico. Y, por supuesto, lo que no puede suceder en el mundo de la rana asmática, efectivamente sucede. En plena declamación me olvide la letra y mi tartamudeo , mezcla patética de hip hop free style con la marcha de San Lorenzo, me valió el mote de "La oveja" durante los meses siguientes. Y asi mi carrera se extinguió en el ocaso más silencioso, arrojada forzosamente al anonimato y a las penurias de estrella caída en desgracia...
La gran oportunidad de demostrar mis dotes actorales llegó, como normalmente sucede, por casualidad en una Fiesta de fin de año. Las maestras corren desesperadas porque la protagonista del cuadro pastoral final enferma súbitamente y alguna recuerda a la niña hiperkinética de segundo grado. Quizás pudiera quedarse quieta unos minutos mientras sostiene al niño Jesus y mira a José dulcemente. Asi consigo mi primer papel protagónico como María de Nazareth y me lanzo a la fama. Comienzas los años dorados...
El personaje que me caracterizó en aquellos años y representó el culmen de mi carrera actoral fue la esclava negra "Carmencita", en una obra conmemorativa de la revolucion de mayo, en el año 1990. Por primera vez un personaje que además tenía letra. La frase: "Me llamo Carmencita por pequeña y reluciente, mis ojitos brillan mucho y tambien brillan mis dientes" quedará grabada para siempre en los corazones del público. Un papel dificil: el drama de una esclava negra liberada en 1810. Para esto, además de prepararme psicologicamente durante meses, me someto a una fuerte transformación fisica a base de betun y maquillaje extremo. Desgarradora interpretacion actoral, aplausos rabiosos.
En 1991 decido darle un giro a mi carrera y tomar nuevos desafíos actorales, incursionando en el género musical. El tema de la obra:: el devenir del ser, el paso del tiempo, encarnando los hitos más importantes de la ontología humana. Me preparo durante meses tomando clases de entramiento actoral en la Escuelita de Juan Carlos Thorry, Danza Clásica con la Señorita Lola y de Canto con la Señorita Stella.... y hasta produzco mi primer Hit, titulado: "Brotecitos, Brotecitos". La temporada es un éxito total, pero comienzo a hacerme conciente de que ya tengo 11 años y el mercado infantil es cruel.
1992, año difícil para mi carrera. Las inseguridades comienzan a aflorar. No se cómo manejar mi fama. Luego de cuatro obras todos comienzan a sospechar que me gano los papeles por mi buena relación con la maestra y directora de la obra. Se hace insoportable la presión de tener que demostrar que existe un verdadero talento. Enfrentamientos con los pares... Intento retirarme poco a poco de la carrera ahora que he alcanzado por fin la fama. Nuevos talentos comienzan a aparecer en primer grado y mi final se anuncia. Acepto un papel subsidiario como "La madre rica" en la obra que clausura el año lectivo. Juro que será mi última aparición.
1993, el año aciago. No se que fuerza extrana me obligo a aceptar aquel papel. Quizás el destino quiso que definitivamente me alejara de las tablas para siempre. Era un papel muy arriesgado... un poema patrio declamado en público el dia de la bandera. La memoria no podría traicionarme, porque si algo fallaba no habría posibilidad de improvisación frente al publico. Y, por supuesto, lo que no puede suceder en el mundo de la rana asmática, efectivamente sucede. En plena declamación me olvide la letra y mi tartamudeo , mezcla patética de hip hop free style con la marcha de San Lorenzo, me valió el mote de "La oveja" durante los meses siguientes. Y asi mi carrera se extinguió en el ocaso más silencioso, arrojada forzosamente al anonimato y a las penurias de estrella caída en desgracia...
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